martes, 17 de mayo de 2011

¡Qué bonito ser un perro!




Nomás imagínate: salir a pasear al Cañón de Doña Petra, mojarme en el arroyo sin tener que preocuparme de quedar apestoso o no, o de cuatnos coliformes por mililitro tiene el agua, total, si me enfermo, qué más da. Correr por el campo a todo lo que den mis cuatro piernas, perseguir ardillas para acompletar el estereotipo que es mío. Juguetear bajo la mirada condescendiente y amigable de mi dueño, al cual quiero fervientemente, y por el cual darpía mi vida sin pensarlo, ya que es el quien me alimenta tanto mi estómago como mi alma.


O ser un perro salvaje, identificarme con mis primos los lobos, destazar algun animalucho para la cena, y sentir la sangre bullir en mis venas con cada luna llena. Incluso ser un perro callejero, apesar de pasar penurias, tengo la constante inyección de adrenalina necesaria para huir de la dueña de la casa cuyo tambo de basura ha sido presa, una vez más, de mis asaltos matinales. Responder a mis instinctos sexuales cual perro en brama (sic) y no preocuparme de mi descendencia, ya que así me hizo la madre naturaleza y no van a llevar al programa de "Laura en América"MR, para que una perra me reclame...
PERRA: ¡Óyeme no! No te vas a referir a mí así. Además las perras también nos la psamos muy bien, aunque tengamos que cuidar a los hijos de buenos para nada -como tú comprenderás- que se acuestan y se van con asombrosa facilidad.
PERRO: De hecho, los perros no nos acostamos para aparearnos, así que el término es, por definición, inválido.
PERRA:No me salgas con tecnicismos, el punto es que nosotros tenemos fama de ser mucho más fieles y entregadas a nuestra labor de guardias, y somos más cariñosas y empáticas con nuestros dueños.
PERRO: Empáticas mis......... orejas. Son tan empáticos como un patada en la entrepierna, además, sus lindas ventajas se van al tambo en cuanto es época de celo, porque no hay nadie que las amarre cuando la carne llama, ¿verdad?
PERRA: Fíjate que eso es sólo dos veces al año, y ustedes se alborotan como animales (sic) cuando a una hembra, a varias cuadras de distancia, tiene su ratito especial.
PERRO: Pues sí, pero, ¿qué sería de nuestra especie si no fuera por nuestra asombrosa capacidad de procrear?
PERRA: Mira que eso es cosa de dos, ahora que te pones fiera (sic).
PERRO: Pero depende más de nosotros porque [gua gua gua gua]


-Ruidos de discusión perruna acalorada-


YO: ¡OK! ¡Ya estuvo bueno, ¿no?! Yo que vengo a hacer un lindo ensayo acerca de las delicias de la vida perruna, y dos perros, tremendamente antropomórficos, deciden inmiscuirse en mi escrito para echarme a perder el día.
PERRO: ¡No me reclames a mí! Ella fue la que interrumpió mi hermoso monólogo acerca de las pocas preocupaciones que tiene que cargar un perro con sus quejas de hembra escandalosa.
PERRA: ¡Tú, cerdo misógino!
PERRO: Misógino sí, pero hasta donde yo sé, soy un perro, bastante lejos, genéticamente hablado, de los porcinos.
PERRA: Mira quien si fue a sus clases de biología...
PERRO: Yo solo intentaba señalarte tu error, con el único objetivo de sacarte de la ignorancia.
PERRA: ¡Ignorante tú! ¡Perro malcriado...!
YO: ¡Con un demonio! Yo que intento hacer un ensayo, y, por cantidad de texto, esto parece mas bien una obra de teatro con un pequeño monólogo al principio. Mejor le paramos aquí y concluimos en que la vida de perros, sólo los perros la conocen

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