miércoles, 4 de septiembre de 2013

El sol

Título:El sol
Autor: Francisco Velazco

 

-¿A dónde se va el sol cuando se mete en el mar?- preguntaba el muchacho.
Le dijeron muchas cosas, pero en resumen: que todas las tardes el sol se mete en el mar y se apaga, entonces el mundo también se apaga y empieza la noche.
- ¿Entonces de donde sale el sol por la mañana?.
Nadie le pudo responder. Le dijeron que lo entendería cuando fuera grande; pero “grande” es mucho tiempo, sobre todo para el sol que se muere todos los días.
Tomó una lanchita y remó toda la tarde persiguiendo al astro rey, como cachorrito tratando de atrapar una mariposa. Llegó al horizonte del mar al mismo tiempo que el sol…hacía calor, el agua hervía teñida en resplandores de luz, cegándolo mientras veía como la silueta del sol se desvanecía a través de sus párpados cerrados.
Abrió los ojos, pero no hacía falta: todo era oscuridad. Era mejor cerrarlos y pretender que la oscuridad era solo suya.

Los volvió a abrir: el frío lo abandonaba, deslizándose sobre su cuerpo como agua en la regadera mientras la luz aumentaba cada vez más y más, iluminando las montañas opuestas al mar. Tocó tierra, miró atrás y vio al sol, ahora despierto al inicio del horizonte. Caminó de vuelta a la ciudad y todo el mundo se le acercó.
- ¿Seguiste al sol?- le preguntaron.
El asintió.
- ¿Y que ocurrió? – le preguntaron.
Hubo silencio; después respondió:
- No sé.

-Francisco Castro Velasco

lunes, 2 de septiembre de 2013

"Me viene bien quererte"

Título: "Me viene bien quererte"
Autor: Uriel Luviano


"Me viene bien quererte"

Me viene bien quererte; siempre me ha gustado.

Ayer me venía bien; hoy me viene mejor.

Me viene bien quererte, hoy que no quieres que te quiera ni quieres quererme.

Hoy, que tu mano está fría e inasible, me viene bien quererte.

Ahora que tus ojos acuden al vacío antes que a los míos, me viene bien mirarlos.

(O me vendría, si pudiera.)

Esta tarde que tu calor se aleja, me vendría bien tu hoguera.

Hoy, que te vas, me dejas más que muerto, pero, qué va, me viene bien morir.

Justo ahorita, cuando es inútil, cuando nada vale, me vendría bien la certeza, las cartas, los viajes imposibles y las extensiones presenciales.

Hoy que la vacuidad, buhonera, me invade y me llena, le doy cabida, trato de saciarla.

¡Bienvenidas sean la añoranza, la melancolía, tu ausencia!

A tu risa, tus manos, tus ojos y tu voz, que les vaya bien.

Te quiero, como siempre te he querido.

Te quiero más que nunca, aun ahora, que es imposible.

(O más bien: Te quiero más que nunca por que ahora es imposible.)

Me viene bien el sabor acre de la derrota, del karma, del "te lo dije".

Me viene bien tu despedida, pa'que se me quite lo pendejo.

Me viene bien tu adiós, tu marcha atrás, el ver tu metafórica espalda alejarse de mi metafórica vista, clavada en tu nuca (metafórica, también).

Me vendrá bien tu ausencia, bien lo sé. Dejar de sentir tu aliento en el viento del sur y tus ojos al amanecer.

Me vendrá bien todo, ya lo verás; incluso me vendría bien que volvieras.

-Uriel Luviano